martes, 24 de junio de 2014

Capítulo 26

Entre en mi habitación. Patt estaba con el móvil me vio tan feliz y me preguntó:
- ¿Que te han dicho que vienes tan feliz?
- Nada nada.
- Algo te han dicho, no me mientas.
Me tendí a su lado y la abracé muy fuerte, después le di un beso en los labios.
- Elisa ¿que pasa?
- Que te quiero mucho.
- Venga dime lo que pasa.
- Te he dicho que nada, ¿no confías en mi?
- Si, si confío en ti.
- Gracias cielo, voy a ver si esta ya la pasta, ¿quieres comer aquí o en la cocina?
- Prefiero en la cocina, me visto y ahora voy.
Salí de la habitación, pero antes le di un beso en los labios, necesitaba saborearla.
Llegué a la cocina y la pasta ya estaba escurriendo en el colador, la saqué y la preparé a mi manera, la puse en dos platos y lo coloqué todo encima de la mesa, Patt llegó al instante, Mireia y mi madre ya estaban en el salón cuando entró Patt a la cocina, se sentó y yo a su lado. Pinchó un macarrón y se lo llevó a la boca, era tan sexy comiendo, me miró y me sonrió.
- Esto está buenísimo cariño.
Me acerqué a su oído.
- Tan buena como tú - le susurre, después le mordí la oreja.
- Ay cielo, que duele.
- Pero te encanta, que lo sé.
- Si me encanta - dijo, con una sonrisa tonta en la cara.
- Venga te dejo comer, que me ha quedado la pasta muy buena.
- No sabia que cocinaras tan bien - dijo Patt.
- Hay cosas de mi que aun no sabes - respondí, haciéndome la interesante.
- Uh, ¿ que escondes?
- Yo nada. 
- Acabamos de comer y fregué los platos mientras Patt se comía una manzana. 
- Bueno cielo, ahora vamos a ver la peli ¿no? - dijo Patt
- Claro, ¿quieres palomitas o algo para la peli? 
- ¿Tienes chocolate? 
- Creo que si, espera que miro. 
Me acerqué a la despensa y miré por todos lados hasta que encontré el chocolate, había de almendras y normal, lo saqué junto con una bolsa de patatas y otra de palomitas. 
- Mira, ¿montamos una fiesta? - dije mientras aparecía cargada con todas las cosas. 
- No hace falta nada de eso para montarnos una fiesta tu y yo - me contestó Patt,  mientras se acercaba y metía sus manos bajo mi camiseta y me besaba. 
- Para, ahora en la habitación, que nos puede ver mi madre. 
- ¿Y que pasa si nos ve? - dijo mientras me intentaba besar otra vez. 
- Nada nada - dije yo - tira para la habitación que ahora voy yo, anda. 
- A sus ordenes capitana de mi corazón - me contestó, mientras se marchaba, con eso movimiento de culo que me ponía tanto. Puse las palomitas en el microondas. Cogí una bandeja y coloqué dos vasos con refresco y un bol con patatas y otro con palomitas, junto al chocolate. Lo cogí con cuidado de no derramar los vasos. Le pegué una patada a la puerta, porque Patt la había cerrado, al instante abrió, coloqué la bandeja en una silla y me tendí junto a Patt. 
- Sabes pequeña - empezó diciendo - nunca me hubiera imaginado el día que nos conocimos que podría llegar a quererte tanto - me confesó. 
- Bueno yo tampoco lo hubiera imaginado que podrías llegar a quererme, eres demasiado para mi, pero que sepas que yo te quiero un montón más. 
- Anda pequeña si eres amor y no porque yo te quiero mucho más - me dijo, empezó a besarme, muy lentamente, bajó de la boca la barbilla y así pasó al cuello.
- Para cielo, que me estoy poniendo tonta.
- Eso es lo que quieres - contesté, casi sin voz.
- Si, es lo que quiero.
Me coloqué encima de ella y mis manos se colaron por debajo de su camiseta, mientras la besaba por la frente, la nariz, hasta llegar a los labios… 



- Bueno cielo, vamos a ver ya la peli - dije yo, mientras terminaba de vestirme. 
- Si, yo quiero verla - contesto Patt, ya tendida en la cama - Pero ven, que necesito que me abraces. 
- Ya voy, impaciente. 
Me tendí junto a ella y la rodee por la cintura con los brazos. Puse la película, mientras comíamos palomitas y chocolate que había en la bandeja que había traído. 
Término la película y Patt se había vuelto a quedar dormida. No se como se pudo quedar dormida, con lo que le gustaba la película, estaría cansada, muchos días durmiendo poco y con mucho cansancio acomulado. Decidí quedarme yo también dormida y cerré el los ojos.

Capítulo 25

Entramos en la habitación y me quité el pijama. Antes de ir de compras necesitaba una ducha.
- Patt me voy a duchar, ahora vuelvo.
- Vale cielo,  yo creo que voy a dormir un poco más.
- ¿Estás cansada amor? - le pregunté,  sentándome junto a ella.
- Un poco - dijo, dejando caer su cabeza sobre mi hombro.
- Normal llevamos unos días movidos, que tal si le digo a mi madre que vayamos de compras mañana y hoy nos quedamos viendo una película, ¿Te parece?
- Como quieras pequeña.
- Pues película y mimitos.
Me lié la toalla por el cuerpo y salí de la habitación. Mi madre y Mireia estaban sentadas en el salón viendo un programa de cocina.
- Mamá, mejor vamos de compras mañana, que Patt está cansada y vamos a ver una película ¿vale?
- Como quieras.
- Vale, me voy a duchar.
Volví a mi cuarto par decírselo a Patt pero estaba dormida en la cama. Encendí el ordenador y puse a cargar su película favorita 'Todos los días de mi vida' mientras me duchaba, dejé a Patt dormí y me fui a la ducha. Me duche tranquila, pensando mucho todo lo que había vivido estos días, todo lo que había sentido, lo que me habían echo sentir, por fin era feliz junto a la persona que mas me hace sentir, tanto tiempo esperando había valido la pena, si esto era un sueño no quería despertar jamás, no quería que volviera a su casa, quería que se quedara conmigo para siempre, desperté de mis pensamientos cuando mi madre me regañó porque llevaba 15 minutos en la ducha, me terminé de duchar rápido y salí.
Fui hacia mi cuarto y Patt un estaba dormida, la película estaba casi cargada, me vestí y me tendí junto a Patt.
- Cielo, ¿estás dormida?
- Siii, déjame.
- Jo pues entonces veo yo sola 'Todos los días de mi vida' - dije yo.
Patt se levantó de pronto y me dijo:
- ¿Dónde?
- ¿Hago palomitas y la vemos?
- ¿Mejor comemos y a la tarde la vemos?
- Es verdad, es casi la hora de comer, ¿que quieres comer?
- Mmm, sorpréndeme
- ¿Te gusta la ensalada de pasta?
- Me encanta la ensalada de  pasta.
- Pues te lo hago a lo Elisa, que esta muy buena, ahora vuelvo, voy a poner la pasta a cocer.
Salí de la habitación y mi madre estaba metida en la cocina y Mireia sentada en la mesa del comedor, interrumpí su conversación, estaban hablando algo sobre nosotras, pero no logré escuchar el que, cuando entré se callaron de pronto.
- ¿Qué a pasado?
- Nada cielo, ¿porque? - contestó mi madre.
- He entrado y os habéis callado.
- Porque pensábamos que era Patt - dijo Mireia.
- ¿Que pasa con Patt?
- Que le tengo una sorpresa.
- ¿Y yo la puedo saber?
- Claro ven, siéntate.
Puse primero el agua a hervir y me senté junto a Mireia.
- A ver, cuéntame.
- Elisa, he alquilado un local aquí cerca y quiero montar una tienda, también he hablado con tu madre de venir a vivirnos aquí y compartir hipoteca.
- ¿A si?
- Si, he puesto mi otra casa en venta y estoy cerrando un trato, me he enamorado de Málaga y quiero que mi hija sea feliz y junto a ti lo es, espero que sepas cuidar de ella ¿vale?
Cuidaré de ella aunque me valla la vida en ello Mireia de verdad, no sabes lo feliz que me haces ¿cuando se lo vas a contar? 
- Pensaba contárselo esta noche en la cena. 
- Me parece ideal, me vuelvo a la habitación, cuando este la pasta avísame mamá por favor. - Vale hija. 
  • Salí de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.

Capítulo 24

Desperté, aun era de noche,  miré el reloj, las 6 y media de la mañana, hora perfecta para levantarme, quite con cuidado el brazo que tenia sobre mi Patt y me puse las zapatillas de casa, salí al patio, subí a la azotea y estaba a punto de salir el sol y fui corriendo a mi cuarto. 
- Buenos días mi princesa, vamos levanta, te quiero enseñar una cosa. 
- Buenos días, cielo. Qué quieres a estas horas, tengo sueño. 
- Venga date prisa que esta a punto de salir. 
- Voy voy. 
Patt se levantó, refunfuñando,  la cogí de la mano y subimos a la azotea. 
Ya estaba saliendo, el sol aparecía por el este, nos coloquemos junto al muro de la pared,  yo rodeaba a Patt por la cintura.
- Que mejor manera de ver el amanecer que junto a mi princesa - le susurre al oído.
- Esto es precioso, Elisa.
- Como tú.
La besé, como nunca antes lo había echo, con más amor que nunca.
Y ahí, mientras contemplábamos el amanecer, entre besos y caricias, pasamos la mañana.
Bajamos a desayunar, mi madre y Mireia ya estaban despiertas.
- ¿De dónde venís chicas? - preguntó mi madre.
- De la azotea - respondí - que le estaba enseñando a Patt el amanecer.
- Ah, ¿A que es bonito?
- Sí, es precioso - respondió Patt.
- Bueno chicas, ¿que queréis hacer hoy? - preguntó mi madre.
- Yo quiero que vayamos al centro, necesito ropa.
- Vale, pues vamos de compras - dijo Mireia - así te puedo regalar algo por cuidar tan bien de mi hija.
- Anda Mireia, si yo lo hago encantada - dije yo - ella se lo merece todo.
- Jo pequeña, calla eh, que me sonrojo - dijo Patt.
- Oh me encanta cuando te sonrojas, mira así así - le dije mientras me acerba para darle un beso.
- Que mona eres mi niña.
- Bueno bueno, no os cortáis, que estamos delante - dijo mi madre.
- Déjalas mujer, son jóvenes, tendrán que disfrutar - respondió Mireia.
- Venga iros a vestir, que nos vamos de compras.
- Vale mamá, ahora volvemos.