domingo, 6 de julio de 2014

Capítulo 27

    - ¿Elisa vais a cenar? - gritó mi Madre, desde la cocina
    Me levante de pronto, tirando a Patt de la cama.
    - Ay, eso a dolido.
    -Cariño, lo siento - dije levantándola del suelo – no me dí cuenta.
    La levanté de suelo y la senté en mi regazo y sus brazos rodearon mi cuello, la besé intensamente, justo entró mi madre y nos interrumpió.
    - Eh ... mamá, si vamos a cenar - dije al separar los labios de Patt.
    - Chicas siento interrumpiros, la próxima vez pegaré antes - respondió mi madre, un poco avergonzada.
    - No pasa nada mamá, ¿qué hay de cenar?.
    - Pues había pensado hacer ensaladilla rusa, ¿queréis?
    - Mmm yo si - respondí, lamiéndome los labios - ¿tú quieres, Patt?
    - Vale, pero yo la quiero sin gambas.
    - Oído Cocina – dijo mi madre, guiñándole un ojo.
    Patt soltó una pequeña carcajada y yo una sonrisa. Mi madre cerró la puerta.
    - ¿Sabes que me cae genial tu madre? - me dijo Patt - se parece mucho a ti, cariño.
    - Que va, yo me parezco a ella -. respondí.
    Patt se a reír y me besó.
    Salimos de la habitación. Habíamos dormido durante toda la tarde. Mireia estaba en la cocina pelando las patatas para la ensaladilla, que raro que mi madre le haya dejado ayudarla.
    - Buenas tardes chicas - dijo Mireia, girándose hacía nosotras.
    - hola mamá - respondió Patt.
    - ¿Qué tal la siesta? - dijo mi madre.
    - Bastante larga, pero estaba muy cansada - contesto Patt.
    - Más que dormir, yo he visto como dormía ella y se me ha pasado el tiempo muy rápido, después si me he quedado dormida un ratito - dije yo .
    - Si y al despertarte me has tirado de la cama - reprochó Patt.
    - Lo siento cielo, no me he dado cuenta - respondí mientra la rodeaba con los brazos.
    - ¿Te ha tirado de la cama? - Pregunto Mireia, entre risas.
    - Si y ha dolido.
    - Jo cielo, lo siento, te compensaré luego - dije yo, le acariciaba la barriga.
    - Bueno, a ver si es verdad - me respondió Patt.
    - Bueno chicas si queréis ver un rato la tele, podéis, a esto aún le queda – dijo mi madre, interrumpiendo.
    Patt y yo nos fuimos al salón y allí estaba mi hermana viendo la tele, Patt se sentó en el sofá y yo a su lado, esperando a que estuviera lista la cena.

martes, 24 de junio de 2014

Capítulo 26

Entre en mi habitación. Patt estaba con el móvil me vio tan feliz y me preguntó:
- ¿Que te han dicho que vienes tan feliz?
- Nada nada.
- Algo te han dicho, no me mientas.
Me tendí a su lado y la abracé muy fuerte, después le di un beso en los labios.
- Elisa ¿que pasa?
- Que te quiero mucho.
- Venga dime lo que pasa.
- Te he dicho que nada, ¿no confías en mi?
- Si, si confío en ti.
- Gracias cielo, voy a ver si esta ya la pasta, ¿quieres comer aquí o en la cocina?
- Prefiero en la cocina, me visto y ahora voy.
Salí de la habitación, pero antes le di un beso en los labios, necesitaba saborearla.
Llegué a la cocina y la pasta ya estaba escurriendo en el colador, la saqué y la preparé a mi manera, la puse en dos platos y lo coloqué todo encima de la mesa, Patt llegó al instante, Mireia y mi madre ya estaban en el salón cuando entró Patt a la cocina, se sentó y yo a su lado. Pinchó un macarrón y se lo llevó a la boca, era tan sexy comiendo, me miró y me sonrió.
- Esto está buenísimo cariño.
Me acerqué a su oído.
- Tan buena como tú - le susurre, después le mordí la oreja.
- Ay cielo, que duele.
- Pero te encanta, que lo sé.
- Si me encanta - dijo, con una sonrisa tonta en la cara.
- Venga te dejo comer, que me ha quedado la pasta muy buena.
- No sabia que cocinaras tan bien - dijo Patt.
- Hay cosas de mi que aun no sabes - respondí, haciéndome la interesante.
- Uh, ¿ que escondes?
- Yo nada. 
- Acabamos de comer y fregué los platos mientras Patt se comía una manzana. 
- Bueno cielo, ahora vamos a ver la peli ¿no? - dijo Patt
- Claro, ¿quieres palomitas o algo para la peli? 
- ¿Tienes chocolate? 
- Creo que si, espera que miro. 
Me acerqué a la despensa y miré por todos lados hasta que encontré el chocolate, había de almendras y normal, lo saqué junto con una bolsa de patatas y otra de palomitas. 
- Mira, ¿montamos una fiesta? - dije mientras aparecía cargada con todas las cosas. 
- No hace falta nada de eso para montarnos una fiesta tu y yo - me contestó Patt,  mientras se acercaba y metía sus manos bajo mi camiseta y me besaba. 
- Para, ahora en la habitación, que nos puede ver mi madre. 
- ¿Y que pasa si nos ve? - dijo mientras me intentaba besar otra vez. 
- Nada nada - dije yo - tira para la habitación que ahora voy yo, anda. 
- A sus ordenes capitana de mi corazón - me contestó, mientras se marchaba, con eso movimiento de culo que me ponía tanto. Puse las palomitas en el microondas. Cogí una bandeja y coloqué dos vasos con refresco y un bol con patatas y otro con palomitas, junto al chocolate. Lo cogí con cuidado de no derramar los vasos. Le pegué una patada a la puerta, porque Patt la había cerrado, al instante abrió, coloqué la bandeja en una silla y me tendí junto a Patt. 
- Sabes pequeña - empezó diciendo - nunca me hubiera imaginado el día que nos conocimos que podría llegar a quererte tanto - me confesó. 
- Bueno yo tampoco lo hubiera imaginado que podrías llegar a quererme, eres demasiado para mi, pero que sepas que yo te quiero un montón más. 
- Anda pequeña si eres amor y no porque yo te quiero mucho más - me dijo, empezó a besarme, muy lentamente, bajó de la boca la barbilla y así pasó al cuello.
- Para cielo, que me estoy poniendo tonta.
- Eso es lo que quieres - contesté, casi sin voz.
- Si, es lo que quiero.
Me coloqué encima de ella y mis manos se colaron por debajo de su camiseta, mientras la besaba por la frente, la nariz, hasta llegar a los labios… 



- Bueno cielo, vamos a ver ya la peli - dije yo, mientras terminaba de vestirme. 
- Si, yo quiero verla - contesto Patt, ya tendida en la cama - Pero ven, que necesito que me abraces. 
- Ya voy, impaciente. 
Me tendí junto a ella y la rodee por la cintura con los brazos. Puse la película, mientras comíamos palomitas y chocolate que había en la bandeja que había traído. 
Término la película y Patt se había vuelto a quedar dormida. No se como se pudo quedar dormida, con lo que le gustaba la película, estaría cansada, muchos días durmiendo poco y con mucho cansancio acomulado. Decidí quedarme yo también dormida y cerré el los ojos.

Capítulo 25

Entramos en la habitación y me quité el pijama. Antes de ir de compras necesitaba una ducha.
- Patt me voy a duchar, ahora vuelvo.
- Vale cielo,  yo creo que voy a dormir un poco más.
- ¿Estás cansada amor? - le pregunté,  sentándome junto a ella.
- Un poco - dijo, dejando caer su cabeza sobre mi hombro.
- Normal llevamos unos días movidos, que tal si le digo a mi madre que vayamos de compras mañana y hoy nos quedamos viendo una película, ¿Te parece?
- Como quieras pequeña.
- Pues película y mimitos.
Me lié la toalla por el cuerpo y salí de la habitación. Mi madre y Mireia estaban sentadas en el salón viendo un programa de cocina.
- Mamá, mejor vamos de compras mañana, que Patt está cansada y vamos a ver una película ¿vale?
- Como quieras.
- Vale, me voy a duchar.
Volví a mi cuarto par decírselo a Patt pero estaba dormida en la cama. Encendí el ordenador y puse a cargar su película favorita 'Todos los días de mi vida' mientras me duchaba, dejé a Patt dormí y me fui a la ducha. Me duche tranquila, pensando mucho todo lo que había vivido estos días, todo lo que había sentido, lo que me habían echo sentir, por fin era feliz junto a la persona que mas me hace sentir, tanto tiempo esperando había valido la pena, si esto era un sueño no quería despertar jamás, no quería que volviera a su casa, quería que se quedara conmigo para siempre, desperté de mis pensamientos cuando mi madre me regañó porque llevaba 15 minutos en la ducha, me terminé de duchar rápido y salí.
Fui hacia mi cuarto y Patt un estaba dormida, la película estaba casi cargada, me vestí y me tendí junto a Patt.
- Cielo, ¿estás dormida?
- Siii, déjame.
- Jo pues entonces veo yo sola 'Todos los días de mi vida' - dije yo.
Patt se levantó de pronto y me dijo:
- ¿Dónde?
- ¿Hago palomitas y la vemos?
- ¿Mejor comemos y a la tarde la vemos?
- Es verdad, es casi la hora de comer, ¿que quieres comer?
- Mmm, sorpréndeme
- ¿Te gusta la ensalada de pasta?
- Me encanta la ensalada de  pasta.
- Pues te lo hago a lo Elisa, que esta muy buena, ahora vuelvo, voy a poner la pasta a cocer.
Salí de la habitación y mi madre estaba metida en la cocina y Mireia sentada en la mesa del comedor, interrumpí su conversación, estaban hablando algo sobre nosotras, pero no logré escuchar el que, cuando entré se callaron de pronto.
- ¿Qué a pasado?
- Nada cielo, ¿porque? - contestó mi madre.
- He entrado y os habéis callado.
- Porque pensábamos que era Patt - dijo Mireia.
- ¿Que pasa con Patt?
- Que le tengo una sorpresa.
- ¿Y yo la puedo saber?
- Claro ven, siéntate.
Puse primero el agua a hervir y me senté junto a Mireia.
- A ver, cuéntame.
- Elisa, he alquilado un local aquí cerca y quiero montar una tienda, también he hablado con tu madre de venir a vivirnos aquí y compartir hipoteca.
- ¿A si?
- Si, he puesto mi otra casa en venta y estoy cerrando un trato, me he enamorado de Málaga y quiero que mi hija sea feliz y junto a ti lo es, espero que sepas cuidar de ella ¿vale?
Cuidaré de ella aunque me valla la vida en ello Mireia de verdad, no sabes lo feliz que me haces ¿cuando se lo vas a contar? 
- Pensaba contárselo esta noche en la cena. 
- Me parece ideal, me vuelvo a la habitación, cuando este la pasta avísame mamá por favor. - Vale hija. 
  • Salí de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.

Capítulo 24

Desperté, aun era de noche,  miré el reloj, las 6 y media de la mañana, hora perfecta para levantarme, quite con cuidado el brazo que tenia sobre mi Patt y me puse las zapatillas de casa, salí al patio, subí a la azotea y estaba a punto de salir el sol y fui corriendo a mi cuarto. 
- Buenos días mi princesa, vamos levanta, te quiero enseñar una cosa. 
- Buenos días, cielo. Qué quieres a estas horas, tengo sueño. 
- Venga date prisa que esta a punto de salir. 
- Voy voy. 
Patt se levantó, refunfuñando,  la cogí de la mano y subimos a la azotea. 
Ya estaba saliendo, el sol aparecía por el este, nos coloquemos junto al muro de la pared,  yo rodeaba a Patt por la cintura.
- Que mejor manera de ver el amanecer que junto a mi princesa - le susurre al oído.
- Esto es precioso, Elisa.
- Como tú.
La besé, como nunca antes lo había echo, con más amor que nunca.
Y ahí, mientras contemplábamos el amanecer, entre besos y caricias, pasamos la mañana.
Bajamos a desayunar, mi madre y Mireia ya estaban despiertas.
- ¿De dónde venís chicas? - preguntó mi madre.
- De la azotea - respondí - que le estaba enseñando a Patt el amanecer.
- Ah, ¿A que es bonito?
- Sí, es precioso - respondió Patt.
- Bueno chicas, ¿que queréis hacer hoy? - preguntó mi madre.
- Yo quiero que vayamos al centro, necesito ropa.
- Vale, pues vamos de compras - dijo Mireia - así te puedo regalar algo por cuidar tan bien de mi hija.
- Anda Mireia, si yo lo hago encantada - dije yo - ella se lo merece todo.
- Jo pequeña, calla eh, que me sonrojo - dijo Patt.
- Oh me encanta cuando te sonrojas, mira así así - le dije mientras me acerba para darle un beso.
- Que mona eres mi niña.
- Bueno bueno, no os cortáis, que estamos delante - dijo mi madre.
- Déjalas mujer, son jóvenes, tendrán que disfrutar - respondió Mireia.
- Venga iros a vestir, que nos vamos de compras.
- Vale mamá, ahora volvemos. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 23

Capítulo 23: Era tarde, se acercaba la noche y yo tenia hambre y Patt creo que también. Se nos había pasado la tarde volando. Por la ventana del salón se veía que había anochecido.
- ¿Os parece si os invito a comer? - nos preguntó mi madre.
- No te molestes Amelia, invito yo - dijo Mireia.
- Que no es ninguna molestia, me encantaría invitaros.
- ¿Y vosotras que decís chicas? - preguntó Mireia.
- A mi me da igual - dije yo.
- Y a mi - dijo Patt.
- Pues como invito yo - dijo mi madre mirando a Mireia - ¿os parece bien un McDonald?
- Siii - dijimos Patt y yo al unisono.
- Y tú Mireia, ¿que me dices?
- Me parece bien.
- Voy a avistar a Cristina a ver si quiere venir, ahora vuelvo.
Mi madre desapareció por el pasillo y Patt se puso un poco sería, creo que lo iba a hacer.
- Mamá, tengo que confesarte algo dijo Patt muy seria.
- Que pasa hija, no me asustes.
- Soy bisexual y Elisa es mi novia - dijo y me dio un beso en los labios. 
Su madre se quedo boquiabierta, eso creo que no se lo esperaba, se puso muy seria de repente y me miró a mi y después a Patt.
- Mamá di algo - dijo Patt, con casi lágrimas en los ojos.
- Que quieres que diga hija, que...me alegro por vosotras - dijo Mireia mientras en su cara se dibujaba una sonrisa - esta chica me gusta, parece muy inteligente y buena persona, transmite confianza y bien estar, ya entiendo porque querías venir a Málaga, ahora todo me cuadra.
Después de aquellas palabras me puse colorada y a Patt se le saltaron las lágrimas, recorrían sus mejillas, me miró y me abrazó, después fue hacia su madre y también la abrazó.
- Gracias mamá, gracias por entenderme, Elisa es una chica increíble, no lo parece es muy inteligente y buena persona, se puede confiar en ella y estoy enamorada de ella - dijo Patt, mientras sus lágrimas le recorrían la cara - es única, la quiero mucho, me a ayudado mucho y me a demostrado que la distancia es lo de menos.
Me puse muy colorada y empecé a llorar, aquellas palabras me habían llegado mucho, era tanto lo que aquella chica significaba para mi, que no sabía como explicarlo, me fui hacía ella y la abracé, después le di un beso, tierno, amable, con todo mi corazón.
- Te quiero Patt - le susurre al oído.
- Yo también te quiero Elisa - me respondió.
Nos volvimos a abrazar, Mireia nos miraba con la lágrimas saltadas también. Mi madre volvió y nos vio a las tres con lágrimas en los ojos y nos preguntó: 
- ¿Que a pasado?
- Que nuestras hijas están juntas y se quieren mucho - dijo Mireia, mientras se secaba las lágrimas con las manos.
- Tanto se nos nota - dijo yo, uniendo mi mano con la de Patt.
- Sí - dijo mi madre - estáis tan unidas, que parece mentira que os llevéis 4 años.
- Mamá la edad es lo de menos, no pasa nada si el amor no es perfecto, siempre y cuando sea honesto - dijo yo.
Patt me miró.
- Esa es nuestra frase pequeña.
- Lo sé.
- Siento interrumpiros, pero es hora de que nos vallamos a cenar, porque yo tengo un poco de hambre - dijo mi madre.
- Vale - dijimos Patt y yo al unísono.
- Mamá ¿Cristina no viene? - pregunté.
- No, dice que no tiene ganas de salir, que ya se hará algo ella.
- Esta niña, parece una monja de clausura.
Todas reímos. Salimos de casa y nos montemos en el coche, dejé que Mireia se subiera delante con mi madre y Patt y yo nos subimos en la parte de atrás.
En el coche había silencio, nadie hablaba, hasta que Mireia rompió el silencio.
- Hija, ¿te parece si nos quedamos una semanilla más? 
- Si mamá, gracias.
- Me gusta Málaga, estoy pensando si nos venimos aquí a vivir.
Todas miremos a Mireia con la boca abierta.
- ¿Lo dices en serio mamá? - dijo Patt.
- Sí, ¿Porque no hacerlo?
- Muchas gracias mamá, no sabes lo feliz que me haces.
- Y a mí - dije yo.
Las tres rieron y yo también. Llegamos al McDonald y entremos.
Tuvimos una cena entretenida, mi madre cada vez se llevaba mejor con Mireia. Terminemos de cenar y yo quería un McFlury, lo compartí con Patt de vuelta a casa, íbamos en el coche.
- ¿Os queréis quedar a dormir en casa? - preguntó mi madre.
- No queremos molestar - dijo Mireia.
- No es ninguna molestia, hay una habitación libre. 
- Venga Mireia - dije yo - así puedo dormir otra vez con Patt.
- Si, por favor mamá - dijo Patt, cogiendome de la mano.
- Pero el pijama lo tenemos en el hotel - dijo Mireia.
- No pasa nada, ahora nos pasamos por el hotel y cojeis las maletas, que ahora os quedáis en mi casa, para que gastaros el dinero en el hotel - dijo mi madre muy sonriente.
- No Amelia, no hace falta, no queremos molestar.
- Te lo digo de verdad, no molestáis, estoy encantada.
- Sí, por favor Mireia.
- Bueno vale - dijo Mireia, dándose por vencida - nos quedamos, pero tendrás que aceptar el dinero que te de.
- No puedo permitir eso, lo hago encantada.
Mi madre se dirigió al hotel, aparcó y subimos a la habitación, a recoger las maletas, mientras Mireia hablaba con recepción para decirlo.
Eran ya cerca de las 12 de la noche, nos dirigíamos por fin hacía casa, otra noche junto a ella, que más podría pedir. Estaba encantada de que Mireia hubiese venido, era una buena mujer y tenía una hija que valía millones, y se llevaba bastante bien con mi madre.
Llegamos a casa, mi madre le enseño la habitación de invitados a Mireia y allí dejo las maletas, yo quería que Patt durmiese conmigo y así fue.
Una noche más durmiendo juntas, me encantaba sentirla tan cerca, abrazada a mí, otro día más que se iba y se acercaba el día en que Patt volviera a su casa, su ciudad. Lo que Mireia dijo de venirse a Málaga a vivir, me dio una gran sorpresa y me sentó muy bien, ojala que nos fuera solo una idea y se hiciera realidad.

martes, 29 de octubre de 2013

Capítulo 22


Llegamos al centro y lo recorrimos casi entero,después nos fuimos hacia la playa e hicimos lo mismo, íbamos caminando por el paseo marítimo cuando sonó mi móvil.
- Hola mamá – dije.
- Hola Elisa, ¿vienes a comer?
- No sé mamá, ¿qué hay?
- Hay paella, ¿si quieres le dices a Patt que se venga también?
- A Patt y a su madre, que ha venido de sorpresa.
- Ah pues mejor.
- Espera que les pregunto.
Me aparté el móvil del oído y les pregunté.
- ¿Queréis comer paella de mi madre?
- Vale - dijeron las dos a la vez.
- Pues vamos para mi casa.
Me volví a poner el móvil en la oreja.
- Mamá que sí, vamos para casa.
- Vale, adiós.
- Adiós.
Guardé el móvil y nos dirigimos a la parada más cercana, llegamos y el bus vino enseguida, subimos y Patt y Mireia se sentaron en dos asientos libres, yo me quedé de pie.
- Elisa, ¿seguro que no quieres sentarte tú? - me dijo Patt.
- No, estoy acostumbrada a ir de pie – respondí.
- Eres cabezota eh – me dijo con una sonrisa.
- Mucho – respondí yo.
Tenía ganas de besarla, pero no podía estando su madre delante, me encantaría que se lo dijera, que pudiera besarla sin miedo a que nos pillen, abrazarla por detrás de sorpresa, unirnos en una, me encanta ella, pero estando su madre somos amigas.
Nos bajemos del bus y caminemos hacia mi casa, cuando llegamos mi madre nos abrió.
- Mamá esta es Mireia la madre de Patt, Mireia esta es mi madre Amelia – dije yo.
- Encantada - dijo mi madre. Y se dieron dos besos.
- Igualmente – dijo Mireia.
Puse la mesa y nos sentemos, yo me senté junto a Patt y mi madre a lado de Mireia, mientras comíamos mi madre y Mireia hablaban.
- ¿Cómo que ha venido a Málaga? - preguntó mi madre.
- Pues que estaba en el trabajo y me dije, ¿y porque no me voy unos días de vacaciones?, hice la - maleta y cogí el primer tren que venía hacia Málaga – explico Mireia.
- ¿Y has cerrado la papelería? - volvió a preguntar mi madre.
- Sí, unos días – respondió Mireia.
- Aquí haría falta una papelería, mamá montemos una papelería – dije yo.
- Pues no creas que no lo e pensando hija, así sacaríamos un dinero extra – dijo mi madre.
Terminamos de comer y mi madre hizo café para ella y para Mireia, yo y Patt nos fuimos hacía mi cuerto.
- ¿Patt porque no le cuentas a tu madre que estas conmigo? - le pregunté.
- Es difícil cielo, no sé como le sentará.
- Mira a la mía le sentó bien, ¿a la tuya porque le iba a sentar mal?
- Mi madre es rara y lo sabes, pero se lo voy a contar.
- Bien cariño, así podré besarte cuando quiera sin miedo a que nos pillen – le dije con una sonrisa.
Me empezó a besar, echándome hacia tras en la cama, quedando ella sobre mi en la cama, no quería que parara, me besaba por el cuello, las mejillas, la frente. Mi madre pegó en la puerta y abrió, rápidamente nos separamos y mi madre pasó.
- ¿Patt quieres café? - preguntó mi madre.
- Vale, vamos ahora vamos – respondió Patt.
Mi madre salió del cuerto.
Venga vamos pequeña, que luego se lo digo a mi madre – dijo Patt.
Vale, la mía ya lo sabe así que no importa si nos ve – dije.
Salimos de mi habitación y volvimos a la cocina. Allí estaba Mireia y mi madre hablando muy tranquilamente, como si de dos amigas de toda la vida se tratara, estaban muy sonrientes.
Hacía tiempo que no veía a mi madre tan feliz, tan sonriente, me encanta verla así. Todo parecía ir bien, ya no había secreto entre nosotras y así todo iría mejor en mi vida.
Nos sentamos y mi madre le puso un café a Patt con un poco de leche y azúcar, yo tomé un zumo. Nos tiremos allí sentadas casi toda la tarde, hablando sobre muchas cosas, conociéndonos. Patt y yo estábamos felices juntas, no quería que se fuera, mi cabeza estaba buscando la forma de que Patt se quedara, pero era difícil, porque no se si ella quería quedarse junto a mi o volver a su casa, a su vida, su mundo.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Capítulo 21

Otra mañana más junto ha aquella belleza. Me desperté y miré a Patt, aun dormía, empecé a besarle la mejilla y ella se despertó, me miró a los ojos y empezó a besarme, lentamente, sin prisa.
- Patt ¿vamos a la ducha? - le pregunté.
- Vale.
Nos levantemos y nos fuimos al cuarto de baño, entremos las dos, empecé a besarla, mientras su ropa desaparecía, después la mía, seguía besándola, llenándole el cuerpo de besos, nos metimos en la ducha y abrí el grifo de agua caliente, seguía besándola, pequeños besos, llegué al pezón, empecé a besarlo, a chuparlo, hasta ponerlo erecto, después me fui al otro e hice lo mismo, su cuerpo junto al mio, cogió mi sexo y empezó a tocármelo, me empezó a introducir los dedos, poco a poco, sin prisa, iba subiendo la velocidad poco a poco, yo gemía de placer, mientras le besaba el pecho, hasta que... Sacó sus dedos y los puso sobre mi boca, yo los chupé, después fui yo la que cogí su sexo e hice lo mismo, darnos placer era lo mejor, unirnos en una, sentirla, besarla, eso era el paraíso. Después de eso, de sentirla dentro de mi, nos duchemos. Cuando acabemos, salimos de la ducha y nos fuimos a vestirnos, mientras nos vestíamos a Patt le sonó el teléfono.
- ¿Quién sera a estas horas? - dijo en voz alta.
- No sé, pero contesta, a ver si es importante.
Patt cogió su móvil y contesto.
- Elisa, es mi madre, que está aquí en Málaga, esta mujer esta loca.
- Ala ¿y que hace aquí?
- No lo sé, pero quiere que valla a recogerla a la estación ¿Me acompañas?
- Pues claro.
Cuando ya estábamos vestidas, bajemos a la calle y nos dirigimos a la estación a recoger a la madre de Patt. Íbamos caminando cogidas de la mano, llegamos a la estación y Patt se paró en la entrada.
- Elisa, mi madre no sabe que soy bisexual, por favor no digas nada, ya se lo diré yo cuando sea el momento, es que no sé como le va a sentar - me dijo Patt muy seria.
- No pasa nada cariño, yo no digo nada - dije yo, sonriendo.
- Gracias mi niña - me dijo y me dio un beso en la frente.
Entramos a la estación y enseguida Patt vio a su madre y salio corriendo hacia ella, yo empecé a andar deprisa hacia donde estaban, llegue y estaban abrazadas y casi llorando.
- Bueno mamá te presento, esta es Elisa, Elisa Mireia, Mireia Elisa.
- Encantada señora - dije yo, dándole dos besos.
- Igualmente y por favor no me llames Señora, me puedes llamar Mireia.
- Pues bueno encantada Mireia, ¿así mejor?
La madre de Patt me sonrió.
- Sí, mejor, gracias.
- Y bueno mamá, ¿has reservado habitación en mi hotel?
- Pues no la verdad, porque he cogido la maleta y el primer vuelo que venia hacia aquí, así que no me a dado tiempo a reservar nada, ¿pero tu habitación no tenia cama grande?
- Sí, por eso te lo decía, porque mi cama es grande y podemos dormir las dos.
- Yo las observaba sonriendo.
- Vale. ¿Vamos al hotel y suelto la maleta? - dijo Mireia, sonriendo.
- Vale mamá - dijo Patt.
Salimos de la estación y nos pusimos a andar en dirección al hotel. Por el camino Patt y Mireia dialogaban, pero yo no me enteraba de lo que estaban hablando, estaba en mi mundo. Llegamos al hotel y subimos a la habitación, Patt y Mireia pasaron y después entre yo. Después de que estuvieran un rato hablando decidimos dar una vuelta por el centro para que Mireia lo viera. Así hicimos, salimos del hotel y fuimos hacia el centro.