Trajeron el desayuno, había de todo,
tostadas, cruasanes, zumo de naranja, café,...
Desayunemos juntas en la cama, yo solo
bebí un poco un zumo y un cruasán, Patt comió tostadas con
mermelada de frambuesa y un café, estábamos desayunando cuando me
llamó mi madre:
- Elisa, no piensas venir a casa – me
dijo.
- Mamá le voy a enseñar a Patt un
poco el centro y eso y después comeremos en algún bar o algo – le
respondí.
- Vale, ¿llevamos dinero?
- Sí, cogí un poco anoche, antes de
salir de casa.
- Después me llamas – me dijo, un
poco preocupada.
- Que si mamá, después te llamo.
- No te olvides. Y colgó, no me dio
tiempo a decir un palabra más.
Patt me había estado mirando mientras
hablaba con mi madre, estaba sonriendo, esa sonrisa preciosa que
tiene, esa que tanto me gusta, yo también sonreía, una sonrisa de
oreja a oreja, sin duda iba a ser una gran semana, juntas.
La besé y ella me devolvió el beso.
Nos levantamos de la cama, salimos de la habitación y nos dirigimos
al centro, paseábamos de la mano, bajo aquel sol de verano.
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